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¿Qué aplicar tras una lesión: frío o calor?
La actividad física tiene importantes beneficios para la salud del corazón, el cuerpo y la mente. Eso lo sabemos. También conocemos que contribuye a la prevención y gestión de enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes.
Posiblemente, lo único negativo de practicar deporte sean las lesiones. Uno, por el sufrimiento que generan. Dos, porque nos mantienen alejados de las pistas o de nuestro espacio de entrenamiento.
Las temidas lesiones traen de cabeza a muchos deportistas, por mucho que intenten ponerle remedio. Existen dos tipos de lesiones deportivas. En un grupo, las agudas, que ocurren de repente mientras se está jugando o haciendo ejercicio. En un segundo, las lesiones crónicas, después de ejercitarnos durante muchos meses o años.
Si aún no los conocemos, y raro será que en nuestra vida deportiva no nos hayamos lesionado alguna vez, los síntomas de una lesión deportiva dependerán del tipo de lesión que se tenga.
Según los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, los síntomas de una lesión aguda incluyen: un dolor grave repentino; hinchazón; no poder apoyarse en una pierna, rodilla, tobillo o pie; una extremidad muy dolorida; dificultades en el movimiento normal de una articulación; o gran debilidad.
En el caso de una lesión crónica, sentiremos dolor mientras realizamos la práctica deportiva, hinchazón y dolor leve incluso en reposo.
A las lesiones, hay que ponerles remedio. Y a muchos se le viene a la cabeza el eterno dilema: poner frío o calor en la zona.
Según explican los especialistas de Quiron, la aplicación de frío (crioterapia) o calor (termoterapia) depende del tipo de lesión y del tiempo que haya pasado desde que se ha producido. Como regla general, indican, el hielo es recomendable para las lesiones recientes o agudas. En cambio, el calor se aplicaría en molestias crónicas y dolores musculares.
El frío no solo serviría para los momentos posteriores e inmediato. De acuerdo con este centro, hay terapias como las RICE (descanso, hielo, compresión y elevación) en las que el frío no se combina con la aplicación de calor. El motivo: el reposo protege el músculo dañado, el hielo contribuye a la desinflamación y el dolor, y los dos últimos elementos disminuirán el edema.
En el caso de esguinces o contracturas, por ejemplo, sí que lo indicado es aplicar hielo durante las primeras 24-72 horas.
La termoterapia suele estar más indicada en períodos post agudos de esguinces, torceduras o distensiones, señalan. Esto es, al menos 72 horas de la lesión, porque que contribuye a la relajación de la tensión muscular y el espasmo, explican.
Además, recuerdan que la aplicación del calor ayuda a relajar el sistema nervioso y puede ser beneficioso para el organismo, puesto que el estrés es uno de los factores más importantes en algunos de los problemas que transcurren con dolor muscular.
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